Cuando los muertos caminen ¿a donde iras a esconderte?
Ellos van por ti Barbara.

miércoles, 3 de marzo de 2010

Murdock

Murdock era el nombre código del tercer sujeto que entraba a las instalaciones subterraneas, Solitario George sabia que era un sujeto peligroso.  Colbert solo mostraba una mueca burlona al observar el traje manchado de una oscura sustancia que cubría gran parte de su traje, el chorro supercaliente del baño químico desprendió los residuos y pasó al segundo cubículo de desinfección.

¿De donde diablos había sacado ese traje  hazmat TES¹? Con su salario era obvio que no lo había comprado, la respuesta para Solitario era clara, algún trabajador de un hospital privado debió acabar muerto y dado la contingencia en curso, no debía ser demasiado bueno para el personal del hospital que la policía no apareciese.

Murdock, molesto, se movía impaciente, se quitó el traje rápidamente, su camisa mostraba una mancha de sangre que en Colbert despertó una mirada desafiante, Murdock, sin vergüenza, ni asombró, acertó a mostrarle un corte hecho con una navaja de afeitar debajo de la barbilla, mostrandole el dedo medio de la mano al hacerlo, lo que finalmente relajó la situación.

Colbert seguia con su mueca, las escaleras verticales de la entrada B era realmente peligrosas, a diferencia de la entrada oculta por la que él accedio, esta otra entrada tenía el defecto de estar expuesta a la intemperie, se tenía que abrir una coladera y acceder a la entrada neumática, el salitre había desprendido los tornillos así que no fue extraño que se desprendiera de tajo.


En el interior del macabro bunker, las pocas luces encendidas en un tono verdoso se bamboleaban al ritmo de las imágenes de los monitores, en la frecuencia de la Televisión varias estaciones seguían aún al aire, por asombroso que pareciera, seguramente protegidas bajo jaulas de Faraday, aunque la intermitencia violenta de los Mhz en los osciloscopios reflejaba los problemas de la señal enviada vía satélite. -La ionosfera debía estar hecha polvo-, dijo en voz baja Solitario, como si se lo dijera así mismo, mientras desarmaba su reproductor de audio que había puenteado a una computadora con un programa de diagnóstico tipo laptop que se encontraba con muchas otras en un compartimiento de la sala de suministros.

Tenía que intentar recuperar chip de memoria, soldó varios cables al circuito he introdujo las variables en la computadora, mientras de reojo veía en los monitores gente corriendo despavorida intentando pasar el Hudson, aunque para los sorprendidos periodistas, aviones F-22 volaron los puntos de acceso, alcanzando los Ferrys del puerto que rodeaba la zona comercial.

La gente se movía sin rumbo en la Quinta avenida, por Broadway, taxis bloqueaban la zona apelmazados frente a un autobús que se volteó aplastando decenas de personas, que entre el humo eran rescatadas por policias y bomberos, todas las pantallas y luminarias estaban apagadas, lo que aumentó la confusión y el pánico de una ciudad presa del terror.

Solitario veía en el monitor fragmentos de la memoria EEPROM recuperada que guardaba como cadenas de fragmentos de archivos, la pantalla de TV se tornaba en un tono negro, Colbert cambiaba de canal hasta encontrar otras estación o pirateando la señal de cable gracias a la red de supercomputadoras que tenía una subestación en ese mismo lugar.

Solitario George miro con satisfacción a su compañeros, quienes ni se inmutaron, observando fijamente la pantalla con una sonrisa de par en par, que se leía entre líneas como -Bingo-.

¹Traje totalmente encapsulado