Cuando los muertos caminen ¿a donde iras a esconderte?
Ellos van por ti Barbara.

lunes, 27 de julio de 2009

Lo que pasó en México: Paco y los Zombies (I)

México es un país que comparte tres mil kilómetros de frontera con los Estados Unidos, su presidente es lo que comúnmente se considera un "siervo" de los Estados Unidos de América o "Soldado de quinta columna", estudiante en escuelas del país más poderoso del mundo fue adiestrado en el mundo del capitalismo y su lealtad como siempre ha ocurrido está con el país de las barras y las estrellas.

Desde hace tiempo el presidente Perol había sido destinado al desmantelamiento del remanente socialista del petroleo mexicano, aunque infructuosa la tarea, el "Alfil", forma en que era conocido por las grandes agencias norteamericanas había logrado hacerse con el poder y ayudó a desmantelar completamente la industria electrica, permitiendo a sus colegas americanos obtener millonarias cifras mediante contratos ilícitos de explotación de petroleo por compañías del tio Sam.

Así que cuando se enteró de lo que sucedía en Washington, no dudó en irse del país con sus más cercanos colaboradores a Mount Weather donde el presidente de América había sido llevado, lugar donde otros cercanos "colaboradores" algunos presidentes de Latinoamérica, Oriente medio e Israel se refugiarían con un selecto número de cien mil personas en uno de los grandes Bunkers del mundo.

En el puerto de Acapulco, Paco participaba de la recogida de la red de donde miles de peces eran sacados con aglomeraciones de basura que también capturaban animales inservibles en la industria restaurantera como la mantarraya, debido a que era ilegal su captura, algunos pescadores las devolvían al mar, otros se las guardaban, con el permiso del Señor Duarte, el escuálido muchacho ensartó con un alambre cuatro ejemplares que vendería por unos pesos en el mercado junto con unos cuantos pescados que era el único pago que recibía por su duro trabajo en el puerto.

Era un niño huérfano que se pasaba los días pidiendo limosna en las calles cerca de los mercados o "cachando" pequeños trabajos mal pagados en las playas, algunos turistas sexuales como alemanes, españoles y americanos lo mantenían alejado de los perímetros de los hoteles, pues había sufrido abusos sexuales de parte de un gringo luego de que lo reclutaron por la fuerza una banda de ecuatorianos dedicados al lenocinio y el trafico de droga, algunos de sus amigos habían acabado en zonas de tolerancia donde los occidentales se reúnen para sus atroces actos, gracias al conflicto entre las pequeñas bandas y los grandes capos del narco que dominan todo el malecón.

Él fue rescatado por unos Zetas armados con "cuernos de chivo" que penetraron en la casa de seguridad donde tenían a varios niños encadenados, llevándose a los integrantes de la banda, los ecuatorianos aparecerían degollados en la Caleta de Acapulco con mensajes de advertencia adosados a su cuerpos.

Paco no era más que un niño cuya infancia estaba marcada por la desgracia, a la cual hacía la mejor cara mostrando unos cuantos pescados que había vendido por cinco pesos en el mercado con Doña Pancha quien por esa cantidad le daba un taco de arroz con salsa verde y un vaso del Coco que trae su esposo de los cocoteros ilegalmente recojidos en los camellones en las avenidas del puerto. Un taco con su coco, le decía divertida la Pancha, a quien el niño le regresaba una sonrisa franca y "chimuela".

Su vida era un vaivén de desgracias comunes en América latina donde la gran mayoría de las personas viven en la pobreza, por lo que apenas si se enteró cuando el turismo desapareció, sin embargo notó un aterrador cambió en el ambiente y actitud de la gente, la peor noticia fue cuando el presidente, de quien no le conocía ni el nombre, desapareció súbitamente con gran parte de las autoridades y miembros de la ralea política y social, dejando en el caos a la población civil que se enfrentaban con el ejercito por el dominio del gobierno central, mientras los carteles de la droga paseaban por las calles de Acapulco a plena luz del día en convoys interminables mostrando sus cuernos de chivos y portando a la vista de todo mundo sus pistolas bañadas de oro grabadas con el C.G.C y el ZZZ de sus respectivos dominios.

Combates esporádicos se fueron haciendo cotidianos en las cercanías de las playas y en los grandes hoteles, la población estaba asustada y oculta, disturbios por la ciudad habían roto las líneas de abastecimiento de comida, incluso el "generoso" Señor Duarte ya no le permitía hacerse con las mantarrayas que encontraba en las redes, pobladores incluso saqueaban los centros de crianza de tortugas, las miles de personas que trabajaban por salarios mínimos dignos de las más pobres regiones de África continental se desbordaron en un mar de locura asaltando las casas de los ricos y la esporádica clase media, o al menos eso contaron los pescadores a su jefe, algunos dueños de los hoteles habían hecho tratos con el narco para mantenerse protegidos y la iracunda muchedumbre cuya apariencia delataba un anormal comportamiento se desbordaron en la arena abatidos por disparos de cientos de AK-47, granadas y M-16, quien con una brutal sincronicidad se batían en retirada una vez que su número mermó.

Pero con el paso del tiempo era incluso claro para los narcos que algo andaba mal, que la Santa Muerte se había enseñado con ellos, las caravanas de carros blindados se perdieron por la sierra unos días después dejando a su suerte a los temerosos hoteleros que les siguieron por su cuenta.

Oculto en la vieja cisterna del hotel de Pesquería, Paco se refugiaba con el Chico y el Memo otros dos niños de la calle que había conocido en el asalto a una tienda donde la muchedumbre se llevó prácticamente todo lo que encontró, los niños lograron con hacerse con las miserables sobras, que reunieron en bolsas, un sujeto les estuvo a punto de robar el botín hasta darse cuenta de las galletas de animalitos y algunas latas abolladas con comida en conserva no eran de su agrado.

Entre la llegada de la puesta del Sol sobre una oscura y desolada ciudad, los chicos huyeron perseguidos por el sujeto de la tienda, que no encontrando nada que saquear, decidió que la comida que había despreciado podría serle más útil a él que a una panda de mocosos sin hogar.

Misteriosamente Paco y sus amigos desaparecieron cerca de la playa entre los matorrales del los hoteles.

Fue al acercarse el maleante, que Paco por primera vez, vio a aquellos seres, cuyos ojos estaban inyectados de sangre, quienes en masa se abalanzaron en la oscuridad al infortunado individuo al que entre gritos frenéticos de pánico se escuchaba su estructura ósea desmadejarse hasta reventarle la mitad de la columna.

Paco se quedó escondido con su amigos en los matorrales, les indicó a los chicos que no gritaran, ni hicieran ruido, alcanzando el acceso a la vieja cisterna donde se guarecieron, entre Paco y Chico cerraron la pesada cubierta que soltó algunos chirridos, con el subsecuente sonido gutural de aquellas extrañas personas que corrieron hasta el origen del sonido, los tres niños guardaron silencio mientras Paco jalaba el fresnillo lentamente que aseguraba el acceso, siendo abierto con herramientas que únicamente estaban a disposición de plomeros.

Se escucharon algunos golpes en la tapa de piedra asida por metal, pero todos fueron infructuosos intentos por entrar, con la lluvia las criaturas se retiraron atemorizadas por los rayos, probablemente se escucharon disparos, pero la piedra absorbía muy bien el sonido para cerciorase.

Encendiendo una vela, Paco hizo lo mejor que pudo para acomodarse en el seco espacio donde muchas de sus pertenencias se amontonaban, dando unos periódicos a su colegas para que se protegieran del frió, la vieja cisterna estaba hace mucho fuera de servicio y el chico se había asegurado de taponar las entradas de los conductos para evitar que el agua entrara.

Por la mañana al abrir la cisterna, del sujeto que los persiguiera no quedaba más que un manchón de sangre marrón.

Los hoteles estaban vacíos, ni autos, ni personas, ni luz, los chicos jugaron a sus anchas entre los restos abandonados de los cuartos y comedor del hotel, llevaron los artículos que pudieron a la cisterna.

Sucedió cuando entraron en los pisos superiores: Memo entre lagrimas y sollozos corría por el pasillo, mientras Paco y Chico lo veían recorrer a toda prisa en dirección a las escaleras, su brazo sangraba, lo peor sucedió cuando una de esas personas enloquecidas lo seguía de cerca, los chicos se extraviaron entre la maraña de cuartos y luego de encerrase en una de las habitaciones miraron con horror a una turista americana amarrada a la cama del cuarto que se alborotó al ver a los muchachos, Chico agarró la toalla y envolvió el brazo de Memo, los chillidos de la chica atrajeron la atención del sujeto que lo mordiera cuartos atrás, la única posibilidad de escape que encontraron fue tirarse por el cubo de lavandería, Paco fue el primero que calló sobre la ropa del sótano de lavandería, Memo fue el siguiente y Chico que escapó sin una de sus chanclas se lastimó al rozar la pared del tubo de caída de la ropa.

El perseguidor por fortuna era demasiado grande para seguirlos. Memo, todavía lloroso se lavó la mordida con el agua de la pileta, fueron los gritos de esas criaturas bajando por la escalera, lo que hizo que salieran corriendo en dirección a la entrada del edificio, al pasar por el pasillo a la entrada posterior del edificio vieron muchos cuerpos despedazados, Paco observó a Chico meter algo entre sus ropas que le quitó a uno de los muertos, sin detenerse mucho alcanzaron la cisterna y con apuros cerraron la tapa de piedra mientras los gritos se hacían más notorios.

Se quedaron dentro y de noche cubrieron con tela las orillas de la puerta para evitar que la luz de la lampara que consiguieron en el hotel y los quejidos de Memo se notaran.

Memo se encontraba mal sobre su espalda unos abultamientos rojizos aparecieron lentamente y sus ojos fueron inyectándose de rojo, su herida ya no sangraba, los dos chicos decidieron amarrar a su amigo cuando notaron que lo que le pasaba a Memo era exactamente lo mismo que a esas criaturas les sucedió en el hotel, cuando los gritos del chico fueron más brutales, decidieron cubrirle la boca con trapos durante dos días que estuvieron encerrados con Memo fueron testigos de la transformación que una mordida le había heredado a su amigo.

Chico mostró a Paco lo que había robado de un muerto de la playa, entre su vieja sudadera yacía oculta una pistola de escuadra con el cargador lleno, los dos niños miraron a su compañerito retorcerse con su mirada fija en ellos a su vez. Ambos estaban de acuerdo, eso de ahí, no era Memo.

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